Rockuerdos

Crónicas de un fan del rock

lunes, abril 17, 2006

5


“Conmigo debutaron Olmedo, Litto Nebbia, Baglietto y muchos rosarinos ilustres…” nos dijo con una risotada de tantos cigarrillos como hombres pasaron por sus sábanas…

Promediaba el año 1982 y una noticia sacudió nuestras calurosas siestas de rock and roll: Van Halen venía a la Argentina. Decidimos en el acto que teníamos que ir a verlos, un año antes no pude ver a Queen en Vélez, pero esta vez no estaba dispuesto a perderme las acrobacias de Eddie Van Halen y David Lee Roth.
Con dos amigos, todos con dieciocho años recién cumplidos y sin oposición de mis viejos, estábamos listos para las rutas argentinas hasta el fin. El día indicado nos juntamos a las ocho de la mañana en la rotonda de la terminal y nos pusimos a hacer dedo. Después de varias horas, pudimos llegar a La Paz. Eran las tres de la tarde y el calor sólo se soportaba gracias a la ilusión de ver el show. En la estación de servicio conocimos a un porteño que conducía un taxi, parece que le caímos bien y como viajaba solo, nos llevó a los tres.
Le dijimos que íbamos a un recital de rock y que había una fecha en el Luna Park y otra en Rosario. El iba a Buenos Aires, así que nos llevaba directo, pero preferimos ir a Rosario por la cercanía, además le quedaba casi de pasada. Fue una de las peores decisiones de nuestras vidas…
Entrando a la ciudad me extrañó que ningún afiche anunciara el show. En la peatonal corrimos a una disquería y le preguntamos al vendedor. Nos dio la peor noticia: “El recital se suspendió por baja venta de entradas” ¡Qué bajón!, como consuelo nos regaló un par de afiches del show que nunca fue.
Preguntando nos dijeron que en el bajo Rosario había hoteles baratos para pasar la noche y además en la estación de trenes, podíamos averiguar el precio del pasaje a Mendoza. Estábamos en la temida estación Rosario Norte. Entramos a un pool y nos tomamos unas cervezas, en un momento se nos acerca un viejo con cara de pirata y nos dice: “¿De dónde son, pendejos?” Le contamos que veníamos a un recital que se suspendió y algunas otras cosas, él era muy gracioso y nos invitó esa noche al cabaret. “Soy el portero, los hago entrar gratis”.
No había nada que hacer, teníamos poca plata, así que pasamos por el cabaret, pero temprano. El viejo nos hizo entrar y nos presentó algunas chicas muy simpáticas que todavía estaban de entre casa.
De pronto entró ella, parecía una tía gorda y guarra de cualquiera de nosotros. “¿Estas criaturitas quiénes son, de dónde vienen?”. “Yo los voy a hacer hombres, soy la puta más famosa de Rosario, soy Rita la Salvaje”. Cierto frío corrió por mi espalda, pero era más fuerte la curiosidad y nos quedamos escuchando en silencio las anécdotas y comentarios groseros de esta Buda bizarra, alguien que había ido y vuelto del infierno varias veces.
Nos hubiera gustado quedarnos y ver su show pero teníamos que levantarnos muy temprano al día siguiente, además nos aconsejaron que no andemos de noche por esa zona tan peligrosa. Antes de irnos el viejo nos dijo: “Che, pendejos, les cuento el show que hace Rita con un caramelo. Se lo mete en la concha y pide a alguien del público que se lo saque con la lengua”, y se marchó…
Dejamos Rosario con un sabor agridulce en la boca.

Página Siguiente »