¡Uy qué temazo, mi papá lo tocaba en la guitarra igual! dijo ella mientras apoyaba su mano en mi pierna. La pasé a buscar en el auto y yo venía escuchando un casete para ese tipo de ocasiones y cuando subió comenzó a sonar “Samba pa Ti”, seguramente el tema más cachondo de los ’70 y el que sin dudas amenizaba todos los telos y boliches de aquellas épocas. Me acordé cuando mi viejo me contó que en el año 1973 Santana vino a la Argentina y tocó en la cancha de San Lorenzo. La vigencia de los clásicos hizo que si bien ya estábamos inaugurando el siglo veintiuno el tema sonara tan actual y con la magia intacta de siempre. La primera cita pintaba muy bien y terminó mejor en el parque, en una noche fría donde muy abrazados le pusimos calidez a ese gran momento de vidrios empañados.
Pasada mi adolescencia comencé a grabar casetes con temas lentos de rock, necesitaba un aliado que me facilite el acercamiento a las chicas. Me acuerdo que el primero que tuve incluía a “Imagine” de Lennon, “Tears” de Rush, “Voices” de Cheap Trick, “Beth” de Kiss, “Jealousy” de Queen… eran temas que no rotaban por las radios y yo pensaba que era un desperdicio que la mayoría de la gente no los apreciara, pero después llegué a la conclusión de que es mejor así, mi gran amor que siempre fue la música no era para compartir con gente que escuchaba sólo lo que le imponían.
Recuerdo a “Soon” del Relayer de Yes, cómo me ayudó a acercarme a una chica maravillosa que gustó tanto del tema que lo grabé y se lo regalé. En alguno de nuestros encuentros lo bailaba desnuda con movimientos de danza clásica y los ojos cerrados, extasiada, como si estuviera frente a las puertas del delirio.
Hace poco en mi última mudanza encontré un casete con otra recopilación de viejos temas que grabé y me acordé de un momento, de un lugar y por supuesto, de una mujer. Ese invierno del 2002 tenía una cita, era una noche de sábado muy especial porque estábamos en pleno Mundial de Japón-Corea y a la madrugada jugaba Argentina con Nigeria. Alquilé un departamento con tv cable y llevé un TDK con lentos como “A Whiter Shade of Pale”, excelente tema de Procol Harum. Vimos el partido abrazados en la cama matrimonial y luego en un viejo grabador comenzaron a desfilar uno a uno los temas que elegí para ese momento, por ejemplo “Je T’aime”, esa epifanía sexual grabada por Serge Gainsbourg y Jane Birkin, que ella aprovechó para ensayar un strip tease delante del tv que me devolvía sus contornos en un perfecto contraluz.
Las horas pasaron y sin darme cuenta se hizo de día, ella dormía, el casete sonaba... Esa imagen y los sonidos hicieron que me inunde una enorme satisfacción, y con la tranquilidad que da la tarea cumplida, reflexioné: soy el hombre más afortunado del mundo, más que Batistuta, él hizo un gol… yo hice tres.