Rockuerdos

Crónicas de un fan del rock

sábado, marzo 11, 2006

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Ella era la mano derecha del presidente del fans club de Led Zeppelin en Argentina, un tal Tommy Led, su sueño era ser la groupie oficial de Jimmy Page a quien le decía cariñosamente “el brujo”. No tomaba té de peperina, sino cosas un poco más fuertes y era muy feliz cuando se encerraba en su cuarto empapelado con posters de sus fabulosos cuatro, a escuchar a todo volumen el “Physical Graffiti” y por supuesto, el “Led Zeppelin II”.
La conocí por correspondencia, por medio de la revista Pelo y enseguida pegamos onda. Eran épocas en que toda la vida tenía música y toda la música tenía rock.
Me acuerdo cuando fui a visitarla a Buenos Aires, nos pasábamos horas en los cafés hablando de nuestra banda favorita. También me enseñó a colarme en los trenes, esto siempre nos salía bien, excepto un día en que el guarda y dos ayudantes nos atraparon en el último vagón. Ella buscaba en todos sus bolsillos sabiendo que no encontraría los boletos y le dijo al guarda que tampoco teníamos plata. El nos dio una oportunidad: se fue un rato para que encontráramos la plata para pagarlos.
Al rato ella sacó de un bolsillo unos billetes y se los guardó dentro del corpiño, justo en el momento miro y veo unas enormes tetas blancas que salían de su camisa desprendida, fue un flash, hasta ese momento ella era como un amigo para mí, pero no por eso de una novia sin tetas, sino porque nos unía sólo la música.
Quedé impactado por lo que guardaba bajo sus ropas, eran realmente dos zeppelines apuntando al cielo, de ahí el apodo hasta ahora secreto que le puse: “la Zeppelin II”.
Seguimos siendo amigos por mucho tiempo más hasta que perdimos el contacto.
Un día la llamé por teléfono a su casa y me contó que estaba muy bien, seguía viviendo con sus viejos y re fanática de Led Zeppelin como siempre. Nos acordamos del guarda del tren que al fin nos perdonó y nos hizo bajar en la estación siguiente, la de Nuñez.
Justamente en el estadio de River nos vimos por última vez, era el año 1991, había un festival internacional de rock y vendría Robert Plant, quien lamentablemente nos plantó.
En su lugar vino Billy Idol y para no desperdiciar la entrada comprada con anticipación fui y la encontré, divagando, muy triste porque no vino su “Bobby” Plant.
Habían pasado más de diez años y la canción seguía siendo la misma. Lo único que cambiaron fueron sus tetas. Me acordé de aquella frase del diablillo Keith Moon, eran dos zeppelines de plomo que se estaban cayendo estrepitosamente.

3 Comentarios:

A la/s 20:13, Blogger hugo_gonza dijo...

gran acontecimiento gran. esta humilde historia fue publicada como la carta del mes de febrero en la revista rolling stone de argentina. excelente comienzo de año. saludos a todos

 
A la/s 10:25, Blogger Lucía dijo...

Saludos, gonza.

(hay un programa español que se llama: "sin tetas no hay paraíso")

Y son tan felices.

Tienen razón.

 
A la/s 10:47, Blogger hugo_gonza dijo...

por eso "lisa" simpson siempre sufre no?

 

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